Un reto para los asesores: la protección del inversor

By | 16 noviembre, 2015

La semana pasada el Ministerio de Economía y Competitividad aprobó una orden ministerial por la que se pondrá en marcha un semáforo que regule y clasifique los productos financieros según su nivel de riesgo. Se trata de una iniciativa que se venía barruntando desde hace tiempo y que tiene como objetivo proporcionar más información para el inversor a la hora de contratar de un producto. ¿Se trata de una iniciativa positiva? Sin duda. ¿Es la solución definitiva a todos los problemas en la comercialización de vehículos financieros? No.

Gokhan Oksuzoglu © Creative Commons

Gokhan Oksuzoglu © Creative Commons

De momento, lo podemos considerar como un buen paso para corregir errores del pasado y que los inversores particulares se sientan protegidos cuando piden consejos sobre dónde proteger sus ahorros y obtener una mayor rentabilidad. Pero no nos podemos quedar ahí. Los profesionales del sector debemos ser los primeros interesados en que los ahorradores se sientan completamente seguros. Y que mejor herramienta que la que tenemos a nuestra disposición: nuestra capacidad para explicar a un cliente cada una de las ventajas y los riesgos de los productos financieros.

Cabe realizar una alerta para evitar confusión. Este indicador del Ministerio coexistirá con el que ya se utiliza para los fondos de inversión y el resto de Instituciones de Inversiones Colectiva (IIC), que los clasifica de 1 al 7 según su nivel de riesgo, y con el indicador específico que existe para etiquetar a los productos PRIIPs (packaged retail investment and insurance products).

Lo importante es encontrar el equilibrio en el asesoramiento financiero. Hasta la fecha, algunos ahorradores contrataron productos de mayor riesgo sin ser conscientes de lo que adquirían. En este nuevo escenario, el principal peligro pasa porque los inversores sólo contraten productos con un mínimo riesgo, que llevan aparejada una escasa rentabilidad, y que puedan provocar una sensación de frustración porque el resultado de la inversión no les permita cubrir sus objetivos.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que la puesta en marcha de este nuevo sistema de clasificación podría tener efectos negativos si el ahorrador piensa que le permitirá prescindir de asesoramiento profesional y de la necesaria personalización en las soluciones financieras. En ningún caso este indicador se puede convertir en un sustitutivo de la figura del planificador financiero, sino que debe ser un instrumento más para obtener información sobre productos.

Brooke Campbell © Creative Commons

Brooke Campbell © Creative Commons

Como punto de partida, supone una buena iniciativa. Ahora falta que todos los profesionales pongamos todo de nuestra parte para dejar atrás todo lo que ocurrió en el pasado. Al fin y al cabo, proteger a nuestro cliente tiene que ser nuestro principal objetivo. Algunas entidades y profesionales fueron los responsables de los escándalos del pasado. Y ahora es el sector el que se debe encargar de dar la vuelta al calcetín y recuperar esa relación de confianza con su cliente.

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