La mayor parte de las familias antes de llevar su ahorro hacia un activo financiero o un vehículo de inversión, suelen asesorarse a través de su banco, analistas financieros o de sus intermediarios financieros. Podríamos por tanto estar de acuerdo que es una práctica común, generalizada y, me atrevo a decir, muy acertada. Pero: ¿qué se entiende por asesoramiento financiero?
En la actualidad el asesoramiento puede revestir diferentes formas. Si nos centramos por la continuidad en el tiempo podríamos estar hablando de un asesoramiento puntual, por ejemplo acudir ó no a una colocación de acciones en Bolsa, por otra la de ser continuada en el tiempo, en este caso el ejemplo sería el de asesorar a una familia de forma íntegra y completa sobre su patrimonio. Es precisamente este del que me voy a ocupar, el asesoramiento íntegro y continuado a una persona o familia sobre su patrimonio
Este tipo de asesoramiento, íntegro y continuado, se conoce como planificación financiera. La planificación financiera debería entenderse, a mi juicio, como: plan general, metódico, organizado y frecuente cuyo objetivo es el de ordenar, dar a conocer cual es la situación patrimonial de una persona o familia, determinando los objetivos que quiere lograr y llevando a cabo un programa para el cumplimiento de los mismos, a través de las inversiones más adecuadas.
La planificación financiera se ha erigido en el mundo del ahorro y el destino dado al mismo como la mejor solución para las familias o personas, máxime cuando las mismas tienen problemas a la hora de entender los mecanismos de los mercados financieros, los productos y lo que es más importante la implicación de los mismos para conseguir los objetivos de las familias. La razón es muy sencilla, no se trata de ver la conveniencia o no de llevar a cabo una inversión exclusivamente por riesgo y rentabilidad, sino porque la misma responda a la situación patrimonial, nivel de rentas y enfoque dirigido a la consecución de los objetivos de la familia.
La planificación financiera parte de determinar los objetivos y prioridad de los mismos que una familia quiere obtener y tener cubiertos con sus ahorros (liquidez de emergencia, complemento de la jubilación, estudios de los hijos, etc.) Posteriormente se analiza cual es la situación financiera y fiscal de la familia, es decir el análisis del patrimonio y también de las fuentes de las rentas. Con todo ello se elabora un cuidadoso estudio de la situación de la familia, incidiendo en la capacidad de ahorro de la misma. A partir de aquí se conformará un patrimonio cuyo objetivo es el de intentar conseguir los objetivos marcados por cada individuo y de acuerdo a sus prioridades. Las inversiones realizadas se acomodarán por tanto a esos objetivos y características en cuanto a horizonte temporal y posibilidades de riesgo a asumir.
Pero la planificación financiera no solo presenta ventajas para los ahorradores también para los profesionales encargados del asesoramiento. Es a través del conocimiento del cliente de forma íntegra como el asesor mejor podrá realizar su labor, estableciendo además un fuerte vínculo con el mismo a lo largo del tiempo.