Tipos negativos: el mundo al revés

By | 20 mayo, 2015

El Euribor a un mes se situó por debajo del 0% el pasado mes de febrero, y el Euribor a tres meses lo hizo en abril. Desde esas fechas ningunos de los dos ha vuelto a ser positivo y parece que la tendencia a la baja continúa. En la última subasta de Letras del Tesoro el pasado mes de abril, las rentabilidades de las letras a tres, seis y doce meses fueron  -0,029%, -0,002% y 0,006%.

Demi Kwant © Creative Commons

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Según la definición recogida en la página web del Banco de España, “El interés es el precio que se paga por conseguir dinero durante un cierto periodo de tiempo. En las modalidades más simples, interés es lo que paga usted a una entidad de crédito a cambio de que le preste dinero, y también lo que le paga la entidad a usted por dejarle una cantidad determinada (en forma de depósito o de títulos de renta fija, por ejemplo)”. http://www.bde.es/clientebanca/tipo/generales.htm

Acorde con esta definición, que los tipos sean negativos significa que el dinero vale más hoy que mañana, algo que contradice la lógica financiera con la que estamos acostumbrados a funcionar. Implica que, si le presto a alguien 101 euros hoy, dentro de un año no solo no tendrá que pagarme por dejarle el dinero, sino que únicamente deberá devolverme 100.

¿Por qué depositar entonces mis ahorros en un banco, si me va a devolver menos de lo que le doy hoy? O, por otro lado, ¿por qué un banco me concedería un préstamo del que voy a devolver menos de lo que me da? ¿Qué sentido tiene esto? Podría tener una justificación si usted piensa que su dinero va a estar más seguro, pero poco más. Puede tener sentido prestarle al Tesoro en estas condiciones en lugar de prestar a un particular o una empresa si el riesgo de que le devuelvan el dinero es menor. Aun así, parece que si el tipo de interés es negativo, es más probable que tanto los bancos como los grandes inversores cambien sus preferencias y estén dispuestos a realizar préstamos y a invertir en activos de más riesgo, en busca de rentabilidades mayores o, al menos, positivas. Este es probablemente el escenario que persiguen los reguladores (el Banco Central Europeo en el caso de España). De esta manera se incentiva la reactivación del crédito de la banca a las empresas y a las familias, de forma que la actividad financiera revierta en una mayor actividad en el sector real. Las familias y las empresas son el motor de la economía, el dinero es la gasolina y el sector financiero el transmisor. Si buscamos crecimiento, la relación entre el sector financiero y el real tiene que estar bien engrasada, de manera que el dinero fluya hacia sectores productivos con capacidad para generar crecimiento y empleo, cosa que no se está consiguiendo y que está lastrando las posibilidades de recuperación.

Pero no tan deprisa. Los bancos están obligados a mantener un porcentaje de su balance en activos líquidos de alta calidad. ¿Qué quiere decir esto? Que no pueden prestar alegremente a cualquiera, lo cual está muy bien si queremos una banca sostenible. En cuanto a los inversores, es más probable que miren a otros activos en busca de rentabilidades más altas, pero esto también puede significar que el dinero se mueva a otras jurisdicciones.

Al margen de estas cuestiones, surgen interrogantes en cuanto a la operativa. Es muy posible que los sistemas informáticos de los bancos no estén preparados para operar con tipos negativos, pero si la situación se mantiene seguro que lo estarán. ¿Serán capaces en ese momento de cobrar intereses a sus clientes por los depósitos? No está tan claro que esto suceda con los bonos de renta fija a tipo variable. Los sistemas de compensación y liquidación están preparados para pagar a los inversores el cupón de un bono, ejecutando las órdenes del emisor del mismo, pero no al contrario.

StartupStockPhotos © Creative Commons

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¿Y qué pasa con los préstamos? Si el tipo de interés de mi préstamo hipotecario a tipo variable llegase a ser negativo, ¿el banco me va a pagar intereses? ¿Financieramente tiene sentido? Desde el punto de vista jurídico no está tan claro. Un préstamo genera obligaciones en una de las partes, que se compromete a devolver lo prestado y a pagar un interés si así se pacta. Pero yo no tengo claro que pueda generar una obligación de pago del que ha prestado.

¿Qué hacer entonces? ¿Aplicar un suelo de cero por ciento aunque no esté recogido de forma explícita en los contratos? ¿Pagarían los bancos un interés a los deudores? ¿Y los inversores al emisor de un bono? En este sentido, creo que deberíamos llegar a un consenso sobre la aplicación de tipos negativos en préstamos y bonos, porque corremos el riesgo de defender posturas distintas e incoherentes en función de la gorra que nos coloquemos en cada momento: la del ahorrador que ha comprado un bono a tipo variable y, por tanto, le ha prestado dinero a una empresa, o la del que ha pedido dinero prestado. Y creo que los supervisores y reguladores deberían pronunciarse al respecto.

 

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About Mónica Hengstenberg

Licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, tiene diferentes cursos de especialización en finanzas. Con más de 20 años de experiencia en el sector de la titulización, ha trabajado en TdA y actualmente forma parte del equipo directivo de Intermoney Titulización. Ha participado en diferentes proyectos de financiación para distintos clientes en diferentes sectores, principalmente bancario.

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