Son muchas las personas que a la hora de realizar una inversión lo primero que hacen es interesarse por la rentabilidad. La rentabilidad es, evidentemente, el fruto de la inversión y un aspecto de enorme importancia, sin embargo la búsqueda de la rentabilidad puede llevar a cometer importantes errores. Destacar que usted como ahorrador no debería olvidad una premisa básica: a más riesgo y a más horizonte temporal, mayor rentabilidad. La búsqueda per se de la mayor rentabilidad podría llevar a despreciar aspectos claves en la inversión como: horizonte temporal, liquidez y riesgo.
El horizonte temporal es la fecha a la cual nuestra inversión deberá materializarse en dinero, para hacer frente a nuestros objetivos. Horizontes temporales largos permite incrementar el riesgo actual de nuestra inversión, inversión donde el riesgo de la misma lo iremos modulando según se consumo el tiempo, es decir la cartera debe ir minorando los activos con mayor riesgo e ir siendo sustituidos por otras con menor riesgo y por tanto con un horizonte temporal a más corto plazo. La idea del horizonte temporal es fundamental y a esta variable se le ha prestado una atención y análisis especial. Así y valga como ejemplo hablamos de inmunización de carteras, que no es más que acomodar el horizonte temporal de nuestras inversiones a nuestros objetivos, eliminando de esa forma el riesgo de no conseguir nuestro objetivo.
Otro de los factores fundamentales es la liquidez y que en cierta forma está ligado al riesgo. Sí, un activo ilíquido presenta siempre mayor riesgo que uno líquido. Por liquidez de un activo entendemos la posibilidad que el mismo tiene para ser monetizado o vendido. La liquidez es un aspecto crucial a la hora de incorporar inversiones a nuestro patrimonio, desgraciadamente episodios como el de los fondos inmobiliarios nos han enseñado lo importante de este aspecto.
Si quisiéramos conjuntar liquidez y riesgo nos aparecería otro aspecto clave: el periodo medio de maduración de la inversión. Bajo esta idea subyace conocer o aproximarnos a qué tiempo tengo que tener una inversión para que a partir de aquí, pueda estimar que la posibilidad de pérdidas sobre el patrimonio invertido es ya muy reducida o despreciable.
Por último queda el riesgo. Desde el punto de vista de la planificación financiera, riesgo lo entenderíamos como la posibilidad de que no pueda conseguir el objetivo deseado. Los técnicos en inversiones identificamos esta variable de la inversión como volatilidad. La volatilidad no es más que un idea que surge de la estadística y que nos permite, medir las diferencias de rentabilidad obtenida realmente, frente a la rentabilidad media ofrecida por un activo en un periodo determinado. No olvide que se debe comparar entre activos similares y por supuesto mayor volatilidad significa que ese activo es más arriesgado.
Manejado por su asesor financiero las cuestiones anteriores: horizonte temporal, liquidez, periodo medio de maduración y riesgo; podrá entonces conformar su patrimonio, el cual está orientado a la consecución de los objetivo que usted se haya fijado. Desengáñese la rentabilidad es el resultado de manejar siempre estos conceptos, técnicos y aparentemente difícil, pero que estoy seguro que su asesor sabrá explicarle de forma más amplia y no tan resumida como yo lo he hecho aquí.