Nos encontramos actualmente ante un momento de desconcierto para el ahorrador tradicional. Los tipos de interés del dinero se encuentran bajo mínimos. El tipo de interés oficial del dinero en la zona euro está en el cero, la tasa de interés de depósito del BCE en el -0,4 y el Euribor diario va a cerrar hoy en el -0,10 (y previsiblemente esa va a ser la tasa en la que cerrara el mes). Además nos encontramos con la paradoja de que la inflación previsiblemente superara el 2%, debido fundamentalmente al factor energético.
Uno de los mecanismos más comunes para los ahorradores tradicionales con conocimientos y disponibilidades más elevados ha sido siempre recurrir a la renta fija, fundamentalmente la del propio país (en nuestro caso letras y bonos del tesoro español o fondos de inversión centrados en esa categoría. Normalmente los fondos de inversión más contratados en las entidades financieras eran ese tipo de fondos, con baja volatilidad y riesgo controlado. Pero desgraciadamente esta no es la inversión más adecuada en este momento.
Muchas veces se nos olvida que la renta fija cotiza, y tiene riesgo. La renta fija puede ser tanto pública como privada, siendo esta última emitida por empresas cotizadas con negocios en todo el mundo (salvo determinadas excepciones). La renta fija tiene dos riesgos fundamentales que nunca podemos olvidar, el riesgo de interés y el riesgo de crédito.
El riesgo de interés, el más importante en este momento, se da fundamentalmente en obligaciones y bonos de tipo de interés fijo. Si los tipos de interés oficiales suben y el emisor tiene que pagar más por su nueva deuda, mi bono con deuda anterior a tipo de interés más bajo tendrá un precio menor si quiero deshacer la posición, a pesar de que siga cobrando el cupón si la mantengo. Esto mismo se trasladar al fondo de inversión. Si mi fondo tiene comprada deuda pública a largo vencimiento, si lo mantengo en cartera se puede dar la situación de que su valor liquidativo baje, por lo que perderé las plusvalías acumuladas.
El riesgo de crédito (o riesgo de emisor) se da fundamentalmente en la deuda privada (aunque recientes casos como el de Grecia nos han demostrado que los países pueden también tener fuertes desequilibrios financieros y llegar al default). Si mi bono es de una empresa de la que hay dudas de su solvencia y que puede no pagar, su cotización puede bajar a gran velocidad, llegando a acumular fuertes pérdidas. Además hay que tener en cuenta que existen muchas tipologías de bonos (deuda perpetua, preferente, subordinada) y dependiendo de su tipología se puede tener prelación en el cobro o quedarnos los últimos.
Es por ello que tenemos que vigilar bien nuestras inversiones y saber lo que contratamos. Soy el primero que pienso que en una cartera diversificada debe haber renta fija, pero eso no quita para que sepamos seleccionar bien el fondo o activo de renta fija que contratemos. En el momento actual es muy importante contar con fondos de inversión que jueguen la renta fija a corto plazo, con combinaciones entre pública y privada pero siempre que seleccionen activos de alta calidad y con la flexibilidad suficiente para estar en corto y largo. Además es preferible que tengan un patrimonio muy elevado para aprovechar oportunidades y comisiones bajas que no se coman el beneficio.
Pero además tenemos que combinar las carteras con otro tipo de activos. Tenemos que tener en cuenta que la renta variable es indispensable en el medio y largo plazo. Aunque su volatilidad sea mayor el riesgo no es tan elevado si lo comparamos con la renta fija. Una buena empresa que cotice y no tenga necesidades de emisión de deuda es una excelente inversión, a pesar de que pueda subir o bajar de precio según las circunstancias. Un buen fondo de renta variable será siempre una buena opción si analizamos bien donde invierte (tanto sectorial como geográficamente) y la experiencia del equipo gestor.
En definitiva, en este momento de mercado tenemos que cambiar el chip, y valorar detenidamente donde asignamos nuestros recursos. Por ello es tan importante una buena labor de asesoramiento, para que un profesional del sector analice de la mejor manera posible cuales son los activos financieros que nos permitan optimizar nuestros ahorros de la manera más eficiente posible.