El precio del barril de petróleo sigue siendo una de las variables vigiladas muy de cerca por el mercado. Una caída brusca del petróleo tendría como consecuencia una fuerte caída de las bolsas dada la elevada correlación que existe entre ambas.
Pues bien, los datos agregados de oferta y demanda sobre el petróleo a finales del mes de agosto podían dar la impresión de que el desequilibrio estaba en fase de reabsorción. Sin embargo, habría que recordar que los datos publicados no están ajustados a las variaciones estacionales: con bastante normalidad, la oferta se contrae en agosto. Los datos de finales de septiembre acaban de ser publicados y permiten reajustar la impresión de que el desequilibrio disminuye. A 12 meses, y ya corregida la estacionalidad, el desequilibrio en el mercado de crudo no disminuye! La demanda global ascendió a 96,3 millones de barriles al día, la oferta a 97,6 millones de barriles al día, de manera que el exceso de oferta sigue siendo alrededor de 1,3 millones de barriles al día.
Ciertamente, este exceso ha disminuido en comparación con el punto alto de febrero de este año (1,7 millones de barriles al día en ese momento), pero la situación no ha mejorado desde junio…
Más allá de este hecho, hay que recordar dos observaciones: en primer lugar, la oferta de petróleo de Estados Unidos prácticamente no se ha ajustado a la baja (ver gráfico 3); en segundo lugar, la volatilidad en el precio del petróleo sigue siendo alta, alrededor del 30% sobre la base de una volatilidad histórica anualizada a 6 meses (ver gráfico 4).
Por último, el reciente acuerdo de la OPEP (que sigue siendo vago en sus contornos prácticos) probablemente significa un «floor» en el precio de alrededor de $40. Sin embargo, sigue siendo prematuro imaginar un rebote significativo en los precios del petróleo ya que los datos no validan una reducción del desequilibrio. Esto puede ocurrir muy pronto, pero por ahora no lo vemos…