En Gesconsult vemos que el nuevo escenario que vivimos desde julio del año pasado, requiere nuevas estrategias que nos permitan no sólo protegernos ante el escenario de riesgo, sino que también nos permitan beneficiarnos del entorno actual.
Gesconsult Renta Fija Flexible, nuestro fondo mixto de renta fija, sigue con una estrategia centrada en duraciones cortas, bonos flotantes en dólares y ahora incrementándolos también en euros, coberturas sobre el bono alemán a 10 años y bonos subordinados financieros.
En concreto, por tipo de activo, la cartera de Gesconsult Renta Fija Flexible se distribuye de la siguiente manera. Un 29% de la cartera se encuentra invertida en bonos de cupón flotante, en dólares y en euros. El cupón flotante nos permite protegernos de esas subidas de tipos, rebaja la duración de la cartera y nos permite comprar un activo que se encuentra en niveles de suelo. Las titulizaciones representan el 20% de la cartera de renta fija. Por otro lado la renta fija financiera subordinada y senior, representando un 16%. Creemos que esfuerzo realizado por la banca a la hora de recapitalizarse y fortalecer sus balances supone una garantía para los bonistas y las emisiones financieras, y especialmente las subordinadas, ofrecen una rentabilidad superior a la renta fija privada no financiera. Además, un 5% de la cartera está invertida en renta fija corporativa. En nuestra opinión, aunque las acciones del BCE están afectando a todos los activos, la renta fija privada sigue ofreciendo rentabilidad adicional sobre la deuda pública (el activo más influenciado por el QE). Por último, cuenta con un 12.75% en High Yield un instrumento necesario en las carteras, especialmente en los plazos más cortos. Siempre teniendo en cuenta la necesidad de un análisis exhaustivo de crédito para evitar riesgos que el mercado tiende a infravalorar en momentos de complacencia como el actual. El peso del fondo en renta variable es del 12% y cabe destacar que nuestra visión es positiva, tanto en renta variable europea y como española. La duración actual de la cartera del fondo es de 0,77%, con una TIR de 1,07% y una volatilidad de 3,62%. A fecha de 22 de marzo 2017, en el año lleva una rentabilidad de 0,95%.
Tal y como esperaba el mercado, la FED subió los tipos de interés 25 puntos básicos a la horquilla de entre el 0,75% y el 1%, por la fortaleza de los datos macro. Aunque el mensaje, más suave del esperado, de Yellen provocó que viéramos una rebaja en las rentabilidades de los plazos más largos de la curva americana. Con independencia de si realmente Trump va a ser capaz de hacer realidad todas sus promesas de estímulos fiscales y de si, finalmente, estos estímulos se traducirán en crecimiento, la realidad es que el panorama de la renta fija se encuentra marcado por el punto de inflexión que se produjo en el mes de julio pasado, donde se invirtió la tendencia de los tipos a largo, tanto en Europa como en Estados Unidos.
De esta manera, hemos pasado a movernos en un mundo marcado por el miedo a la deflación (en la primera parte de 2016) a un mundo marcado por la vuelta de la inflación y por unos indicadores de actividad que nos anticipan una continuidad de esta tendencia en los próximos meses. En el caso de la curva americana sí que pensamos que los tramos largos se pueden ajustar más a la realidad económica (aunque en nuestra opinión aún tengamos recorrido para ver rentabilidades más altas), sin embargo es en Europa donde vemos mayores riesgos/oportunidades dada la influencia que ha tenido, y está teniendo, el QE sobre las curvas de Deuda Pública.
En Europa, con los datos de confianza en máximos de los últimos 5 años, algunas economías creciendo por encima de su potencial y creándose empleo, sigue sorprendiendo los niveles negativos de algunas curvas europeas. Evidentemente, la explicación de esto hay que encontrarla en el QE. Sin embargo, el programa del BCE tiene fecha de caducidad y estos desequilibrios a los que asistimos deberán tender a corregirse en los próximos meses.
Como ejemplo, dos circunstancias de lo que está sucediendo en Europa.
En primer lugar los tipos a corto; En el último medio año (desde septiembre de 2016) la curva de futuros del Euribor ha pasado de descontar un escenario de tipos positivos a mediados de 2021 a anticiparlo a finales de 2018. Asimismo, desde que ha empezado 2017 (y solo llevamos 3 meses), los tipos en positivo han pasado de presumirse desde finales de 2019 a finales de 2018. Un año de diferencia.
Otro ejemplo, es la evolución del bono a 2 años del tipo de interés alemán (una economía que se mueve en el pleno empleo y que crece por encima de su potencial) que cotiza por debajo del tipo de depósito del BCE. Tradicionalmente la evolución del tipo de depósito y la TIR alemana han ido bastante correlacionadas, algo que no sucede ahora. A la vista del siguiente gráfico podemos inferir dos posibilidades:
- Que el BCE va a volver a bajar el tipo de depósito: A la luz de todo lo anterior, parece bastante improbable.
- Que el tipo a dos años tiene que repuntar desde los niveles actuales: Nosotros nos inclinamos por esta segunda posibilidad.