No hace mucho leía en un importante periódico de tirada nacional, un artículo donde se hablaba de “No a la Educación Financiera en la escuela”.
Comentaba “que lo que necesitamos es que los estudiantes tengan una formación económica básica y no una mera educación financiera ya que ésta es sólo una parte de la economía y reducirla sería un sesgo sectario y perjudicial. Ya que la economía financiera ha tomado un gran auge en relación con la economía real”.
Yo no estoy de acuerdo con este artículo, porque sí se puede tener una formación económica básica pero también se puede tener una educación financiera que cada vez es más indispensable.
Una buena educación en finanzas consiste en que los alumnos tengan los conocimientos, habilidades, comportamientos, valores y aptitudes que les permitan tomar en un futuro decisiones financieras en sus vidas, preparándolos para afrontar los retos básicos de índole financiera con los que se encontraran a lo largo de sus vidas. Por un lado, porque la capacidad de aprendizaje de los jóvenes es mayor y porque sus exposiciones a creencias erróneas y hábitos poco adecuados (algo muy común en la mayoría de adultos), son menores. Por otra parte, porque los jóvenes de hoy son los consumidores de productos financieros de mañana.
Los jóvenes deben conocer claramente lo que es el presupuesto familiar, el funcionamiento de los bancos y las tarjetas de crédito. Lo que es una hipoteca, los tipos de interés, el PIB, la prima de riesgo, la inflación, el IRPF, el consumo responsable y otra serie de conceptos financieros básicos necesarios para su futuro personal, profesional y/o laboral. Y esa educación financiera es vital que se incluya en los planes de estudios de los colegios, porque situaciones como la vente de Preferentes o Fórum Filatélicos quizás se podrían haber evitado si no existiera en España un analfabetismo financiero.Enseñar a los niños que el dinero no sale de la billetera, que para poder ganarlo hay que trabajar y que una tarjeta de débito y crédito son dinero, no es suficiente. A un niño hay que enseñarle que ganar dinero trabajando supone un esfuerzo, que nadie te regala nada. Que la sanidad y la educación tampoco son ningún regalo, sino que se pagan con los impuestos de todos. Hay que hacerles diferenciar lo importante de lo superfluo, lo inmediato de lo futuro, la necesidad del ahorro, etc. Deben tener presente que la mayor parte de los gastos de un hogar son fijos y, sin embargo, los ingresos pueden no serlo o incluso que, en un momento dado, pueda faltarte dinero porque surja cualquier imprevisto. Por ello, han de aprender a ser previsores. Tienen que conocer el significado del dinero en todas sus acepciones así como todo lo que gira en torno a él. Como por ejemplo que ganes lo que ganes, tus gastos deben estar siempre por debajo de los ingresos.
Por tanto, la educación financiera desde pequeño es vital, dentro del entorno económico y social actual y que debe ser necesario seguir impulsándola para lograr aumentar los niveles de alfabetización financiera de un país. Mientras antes se inicie el proceso educativo en temas de finanzas más fácil será inculcar hábitos financieros en las personas.