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Filosofía value para todos los públicos

En los últimos meses, la Gestión Value se ha popularizado entre los inversores, gracias a las positivas rentabilidades de estos productos y a la proliferación de vehículos por parte de cada vez más entidades. Pero empecemos por el principio. ¿Qué es el Value Investing? ¿Cuáles son las características principales de este tipo de inversión?

El Value Investing basa su estrategia en encontrar empresas cuyo valor de cotización sea inferior a su valor intrínseco o a su teórico valor real. Se trata de aprovechar ese gap que permiten los mercados que, como ocurre con la economía en general, no funciona estrictamente mediante modelos matemáticos, sino de forma muy relevante por impulsos psicológicos.Value

Las cotizaciones de las empresas, lejos de moverse mediante reglas fijas, evolucionan en función del optimismo o pesimismo de los intervinientes. Un solo tuit en un momento determinado puede provocar cambios bruscos en la cotización de una compañía. Todo esto provoca que se den situaciones en las que, por un exacerbado pesimismo, la cotización de una compañía pueda encontrarse por debajo de su valor real.

Desde la óptica del ahorrador individual, el value investing puede ser una gran opción puesto que el ADN de esta filosofía de inversión confluye transversalmente con objetivos a largo plazo como la jubilación o la educación de los hijos. No obstante, la estructura de la industria hace que el número de gestores value independientes sea en cierto modo limitado, si bien es cierto que la gran mayoría no tienen interés en abrir sus estrategias a cifras masivas que limitarían su capacidad de actuación. Sin embargo, todavía buena parte de los ahorradores no son suficientemente conscientes de que invertir significa hacerlo a largo plazo. Con todo, en los últimos tiempos han ganado peso relativo gestoras que siguen esta filosofía, la mayoría de ellas cosechando buenos resultados y batiendo a sus referencias.

De todos modos, y como ocurre con cualquier estrategia de inversión, será más o menos acertada en función de la forma en que se ejecute. Para que el fondo obtenga buenas rentabilidades, es imprescindible que la toma de decisiones esté respaldada por un buen conocimiento de los valores y del sector en los que invierte. Se trata de un trabajo de campo que empieza por visitar la empresa en la que se pretende invertir, para conocer sus entresijos, y también a la competencia.chess-game-wallpapersFrente a lo que pudiera pensarse en un principio, el Value Investing puede entenderse como uno de los estilos de inversión en renta variable más conservadores. Al fin y al cabo se basa en la compra de buenos negocios a precios por debajo de su valor. Con un análisis correcto, antes o después el precio convergerá con el valor, materializando así los beneficios de dicha apuesta. No obstante, no es el estilo más adecuado para los más impacientes, ya que el inversor debe estar dispuesto a asumir rentabilidades negativas de manera temporal, y tampoco para los inversores más arriesgados.

En todo caso, el renovado impulso de la inversión value ha supuesto un soplo de aire fresco en la industria de la inversión y una buena noticia para los ahorradores. Al fin y al cabo, a más alternativas, mejores oportunidades.

Alejandra Pérez Peña. Delegada de EFPA España en Galicia

Lo mejor está por venir

Llega el momento de hacer balance de un año intenso para la industria del asesoramiento financiero. Si el día a día en los mercados ya nos obliga a estar siempre alerta, para ofrecer el mejor servicio a nuestro cliente, en el último periodo se ha sumado la marejada regulatoria en la que está inmerso el sector. Nos encontramos en plena transición, a la expectativa ante la inminente llegada de la deseada MiFID II. Sabemos que la nueva normativa entrará en vigor el 3 de enero de 2018, pero todavía no tenemos noticias sobre cómo se transpondrá la normativa en España, a la espera de que la CNMV, ya en su nuevo mandato, mueva ficha.

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A la espera de noticias, desde EFPA estamos muy confiados en que se abrirá un nuevo panorama mucho más clarificador para nuestro sector. Un escenario en el que la profesión de asesoramiento encuentra reconocimiento pleno, con unos profesionales a la altura de las nuevas necesidades de sus clientes. Desde EFPA ya nos adelantamos hace años, realizando un esfuerzo de autorregulación que ahora encontrará recompensa. Y con nosotros miles de profesionales que apostaron por nuestra asociación para validar sus conocimientos y experiencia. Ya son más de 13.000 profesionales certificados por EFPA. 13.000 asesores que han apostado por la formación de calidad, actualización continua de conocimientos y cumplimiento de un estricto código ético. De hecho, a lo largo de este año que ya termina, hemos visto un pronunciado incremento del 60% en el número de profesionales que se han presentado a los exámenes para la obtención de las distintas certificaciones EFPA.

Se trata de un marchamo de calidad ante el cliente, cada vez más exigente y más informado, que requiere un servicio personalizado. La clave está en la formación continua, más fundamental aún en un sector cada vez más competitivo, con unos mercados financieros en continuo movimiento y con entidades que cada día lanzan nuevos productos.

Internamente, y también en paralelo a las directrices que iba marcando el regulador europeo ESMA, hemos ido moviendo ficha. La autoridad europea ya confirmó la idoneidad de los certificados EFPA. Y para dar un paso más y adaptarnos al nuevo escenario, hemos puesto en marcha dos nuevas certificaciones creadas con un doble objetivo: alinearnos con las nuevas exigencias regulatorias y dar cobertura a diversas peticiones de entidades y profesionales financieros.

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Esas nuevas certificaciones, de acuerdo a ese marco europeo establecido por ESMA, certifican los conocimientos y competencias de los profesionales dedicados a asesorar de forma no compleja y a informar sobre productos de inversión. Los nuevos certificados: EIP, European Investment Practitioner y EIA, European Investment Assistant, se comunicarán y difundirán como certificados profesionales financieros aptos para labores de información (EIA) y de asesoramiento de productos no complejos (EIP).

2017 será un año intenso de trabajo por parte de los diferentes actores de la industria, pero con un objetivo común. Que MiFID II se convierta en la herramienta adecuada para mejorar la profesión de asesoramiento, desde el punto de vista del profesional, cuya exigencia será mayor, pero también el reconocimiento de su buen praxis, y por la parte del cliente, que tiene que volver a estar en el centro, plenamente protegido.

Francisco Marín. Presidente del Comité de Servicio a Asociados de EFPA España