Curiosamente, en los escenarios actuales de tipos históricamente bajos, los españoles tenemos más de 110.000 millones de euros colocados en renta fija. De hecho, durante el primer semestre del año, 11 de los 20 fondos españoles que más aportaciones han captado son de renta fija.
La primera conclusión que debemos sacar es, obviamente, el mal asesoramiento que percibe el inversor, el desconocimiento de qué es y cómo funciona la renta fija, y, fundamentalmente, los riesgos a los que se está exponiendo.
¿Qué estamos comprando exactamente?
Comprar por ejemplo un bono alemán a 10 años con una TIR del -0,17% supone perder en 10 años, como mínimo, un 1,7 por ciento del capital invertido. Y es más, si el escenario cambia y los tipos de interés vuelven a la media de los últimos 10 años, la situación de los inversores podría tornar a dramática. Un repunte de la inflación llevaría a una corrección tan brusca que ocasionaría que muchísimos inversores entraran en rentabilidades negativas de las que tardarían años en recuperarse.
Para saber por qué ocurre esto, vamos a analizar someramente dos conceptos esenciales en la gestión de la renta fija:
- Sensibilidad: Podemos definirla como la medida que relaciona las variaciones absolutas del precio de un bono con las variaciones absolutas de su TIR.
¿Qué influencia tiene?
Si de un bono español a 10 años se tratase, si la TIR subiera al 1,34% desde un 1% por ejemplo, provocaría pérdidas del -2,6% a los actuales inversores.
- Duración: Como hemos visto, las oscilaciones de tipos de interés provocan variaciones en los precios de la renta fija y, dado que el precio está definido como valor actual del conjunto de flujos futuros, la sensibilidad del precio a los movimientos de tipos de interés será mayor cuanto más lejano sea el vencimiento de los activos. Es decir, a mayor plazo, mayor variación de los precios.
La conclusión que se obtiene es la siguiente: ante variaciones de tipos de interés, los fondos de renta fija a muy corto plazo prácticamente no sufrirían oscilaciones, sin embargo, para plazos de vencimiento mayores, las pérdidas que se incurrirían por movimientos de tipos al alza serían enormes. En esta variación de la duración influye, además, que exista reparto de cupones intermedios (menor influencia) o únicamente un cupón final.
El esquema mental que teníamos hasta el momento es que con la renta fija solo se está preparado para ganar. Leemos “fija” y lo asociamos a seguridad.
Pero esto no es así. La renta fija no está libre de riesgo. Es más, en los momentos actuales se puede llegar a convertir en un activo casi más difícil de gestionar que un producto de renta variable.
Todo depende del conocimiento que tengamos, la planificación que hayamos tenido y el asesoramiento financiero del que hayamos disfrutado.